Análisis Pokémon Ranger: Trazos de Luz

Nunca han tenido una aceptación equiparable a la de las entregas originales de Pokémon, pero unas ventas y unas calificaciones notables son suficiente motivación para que Nintendo siga ofreciendo estos spin-offs a sus seguidores. Separándonos del género del rol de los próximos Blanco y Negro, y de las aventuras (también roleras) de los mundos misteriosos, la aventura se abre paso en Trazos de Luz, renaciendo Pokémon Ranger y dejando atrás el mito de que los spin-off tienen baja calidad.

Historia:

Los protagonistas de Pokémon Ranger: Trazos de Luz serán Brisa y Verán, dos rangers con algo de experiencia en su trabajo. El profesor Gobios, encargado de la Unión Ranger, les encomienda la misión de pararle los pies a los Pokémon Nappers, unos villanos que intentan controlar a los pokémon de la región de Oblivia, lugar donde se desarrolla el juego.

Oblivia es un archipiélago que consta de tres grandes islas, además de otras cuatro de un tamaño menor. Es una de los escenarios del mundo pokémon más interesantes: paraísos tropicales, volcanes, ciudades, lagos, mares, ruinas... ¡casi se parece al lugar que podíamos encontrarnos al jugar a Wind Waker! No solo ésto es uno de los mayores atractivos del juego, los pokémon legendarios que corren por estas islas son muy numerosos, dándole al juego un toque especial, fresco y misterioso.

Los rangers Brisa y Verán viajan en sus Staraptor hacia su destino, pero durante el vuelo son atacados por los Nappers y los compañeros se separan. Podremos elegir si queremos personaje masculino o femenino y su nombre, no creáis que nos lo imponen.

Así, el protagonista que elijamos acabará en isla Dolzor, hogar de mulitud de Pichu's, Bulbasaur o Marril. Aquí el protagonista conocerá al que será nuestro mejor compañero en la aventura: Pichu Kelele. No entendemos nada más que sus "Pichu pichuuuu", pero como dicen a veces es mejor permanecer callado y parecer tonto que abrir la boca y confirmar que se es tonto.