Creepypastas Pokémon (VIII)

Reportaje

Hypno's Lullaby

Página 3

23/03/2014 13:00
Paginas Planas Pokémaster

De nuevo en mi mente empezó a sonar la melodía de la Torre Lavanda, acompañada de aquella voz ronca que ahora sabía muy bien de dónde provenía. Hypno avanzó hacia nosotras oscilando su péndulo. Lo miré e instantáneamente sentí aquella sensación de agotamiento que ya conocía bien. El monstruo sonrió y sobre la insistente melodía que resonaba en mi mente pude escuchar su voz: 

Estoy muy solo en este lugar. ¿Vas a llevarte a mi única compañía? ¿Por qué no os quedáis con Hypno?

-T-tenemos que irnos... L-lo siento... yo... no podemos quedarnos... - Ni siquiera yo estaba convencida de mis palabras. Quería quedarme con él. Estaba tan solo... Sacudí la cabeza intentando librarme de aquella sensación de lástima que, en el fondo, sabía que no me pertenecía.

¡Por favor!

Su súplica sonó tan forzada, casi como una orden, que despertó la poca voluntad que me quedaba. Tomé a la niña de la mano y eché a correr tan rápido como mis escasas fuerzas me permitían. 

Ya es suficiente.

Su voz resonaba maligna en mi mente. Sabía que lo había enfadado. Traté de tirar de la niña, pero permanecía plantada en el suelo. Me miró con unos ojos llenos de furia y se abalanzó sobre mí tratando de retenerme. Entonces comprendí... 

- Estás con él, ¿verdad? Pero ¿por qué? Te tenía atada, secuestrada... - Estaba a punto de echarme a llorar de la impotencia. 

Buena chica, mi precioso cebo... La niña corrió junto a Hypno mirándolo con adoración. Nadie se resiste a ayudarte, ¿verdad, mi pequeña? Ahora... esta chica pronto estará bajo mi poder... 

Hypno se acercó a mí oscilando el péndulo. Estaba paralizada, incluso empezaba a desear quedarme allí. Casi.. 

- Libérame - Interpuse la antorcha que llevaba en la mano entre mi cuerpo y el de Hypno, que se acercaba cada vez más. 

Mi pequeño trofeo... No pienses que puedes darme órdenes solo porque este sea tu sueño. 

Un solo gesto de su mano, una mirada de sus ojos, me paralizó por completo. Mi sueño. Este era mi sueño. Tenía que encontrar una forma de hacer que funcionara a mi favor. 

Con el escaso control que mantenía sobre mi mente, me concentré todo lo que pude en encontrar algo, una salida, una forma de derrotar a Hypno... lo que fuera. Y entonces, a mis pies, pude ver un objeto que reconocía del anime de Pokémon: una Pokéball. Me abalancé a recogerla, pero Hypno llegó antes. Me agarró por los tobillos e intentó alejarme de la Pokéball. 

¡Maldita niña! Hypno puso su péndulo justo frente a mis ojos. Mi voluntad se esfumó casi por completo y ni siquiera sé de qué forma acerté a alzar la mano y arrebatarle el péndulo. Solo tenía un segundo, y lo aproveché. Agarré la Pokéball y sin mirar si la lanzaba en la dirección correcta la tiré hacia atrás con todas mis fuerzas. 

El grito desgarrador de Hypno se mezcló con la ronca melodía que no dejaba de atormentar mi mente. Los gritos de la niña se unieron a los de Hypno mientras su cuerpo era absorbido por la Pokéball. Creo que me desmayé de la impresión. 

Cuando volví en mí, estaba sola en la cueva. No quedaba nada, ni Hypno, ni la niña, ni siquiera la Pokéball. Solo aquella pared rocosa y ahora, una luz un poco más allá. Sin vacilar me dirigí hacia ella. 

Apenas recuerdo nada más. Al llegar a la luz una sensación de bienestar me envolvió, y al abrir los ojos me encontraba acostada en mi cama. ¿Fue un sueño? Durante unos segundos me quedé allí, convencida de que solo lo había soñado, pero también de que mi suplicio había acabado: por primera vez en días me sentía llena de energía. Fue entonces cuando noté aquel pequeño objeto en mi mano derecha... 

Hoy he vuelto a clase después de mi "enfermedad". En estos días he estado descansando y pensando lo que me ocurrió. En el recreo me he encontrado con mi compañero, ese que es tan fan de Pokémon. Voy a contárselo todo mientras almorzamos. 

- Vaya, es increíble, pero ahora todo tiene sentido. 

- ¿Cómo? 

- Hypno se alimenta de sueños, utiliza su péndulo para hipnotizar y dormir a sus presas y devora sus sueños. Por eso no soñabas, y por eso estabas tan cansada, él se estaba alimentando de tus sueños y tu energía. 

Vaya, ni por un segundo se ha planteado que le esté mintiendo. Este chico se ve tan lleno de sueños y vida... 

Meto la mano en mi bolsillo y saco el pequeño péndulo de él. Hora de dormir, amiguito.

Anterior
12 3
Siguiente3 de 3 páginas