En la tercera generación se dio el salto a Game Boy Advance, el problema vino cuando esta no podía conectarse ni con Game Boy ni con Game Boy Color. Así, Pokémon Rubí y Zafiro perdieron la retrocompatibilidad que hasta entonces había precedido a la franquicia. Esto, unido a la desaparición del ciclo día-noche, hizo que entre ambos juegos solo fuera posible capturar 202 Pokémon de los 386 existentes.
No todo iba a ser malo, la potencia extra de Game Boy Advance fue aprovechada para rediseñar los gráficos y crear nuevos efectos como el reflejo en el agua o las pisadas en la arena. Además, se añadieron también las habilidades y las naturaleza en los Pokémon lo que añadía un punto más de estrategia.
Entre otras novedades, aparecieron los concursos, las batallas dobles, las bayas, las bases secretas o los nuevos tipos de bicicletas.
Más tarde llegaría Pokémon Esmeralda, la tercera edición en discordia, con cambios en la historia, nuevas localizaciones y Pokémon de otras regiones que no aparecían en Rubí y Zafiro.
Aunque sin duda la mayor novedad de esta ocasión fue el Frente Batalla, que aparecía tras completar el juego, que añadía un nuevo y arduo reto que superar: vencer a los siete Ases del Frente en los siete coliseos de las instalaciones, cada uno con sus propias reglas.
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