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Los casinos en Pokémon, mucho más que un espacio recreativo

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Los casinos en Pokémon, mucho más que un espacio recreativo

Con más de veinticinco años cosechados en la órbita del videojuego, Pokémon puede presumir de ser una de las sagas que más alegrías ha dado a Nintendo a lo largo del tiempo. La franquicia, que continúa militando en los primeros puestos de los rankings de jugabilidad, ostenta a día de hoy el galardón de haber lanzado más de 70 títulos y haber superado los 350 millones de copias vendidas.

A pesar de esta sobresaliente regularidad, el repaso histórico nos muestra que tampoco han faltado los cambios, como es evidente, desde que en 1996 el juego original llegase al mercado de la mano de GameBoy. Un ejemplo de ello lo tenemos en los modelos de recompensas y obsequios que los jugadores han ido experimentando desde entonces a través de su avatar en esta aventura gráfica.

Precursores de un concepto revolucionario

Para comprender la dimensión del asunto basta con poner el foco en las primeras entregas del videojuego. Uno de sus grandes atractivos era precisamente el repertorio de premios, tanto temporales como definitivos, que el usuario podía conseguir en aquellos espacios del juego en los que la diversión ejercía un papel fundamental: los casinos.

En los casinos de Pokémon uno contaba con la posibilidad extra de acumular monedas. Todo un valor añadido, teniendo en cuenta que estas son necesarias para comprar recursos esenciales en el juego y no estar abocados exclusivamente a la disputa entre entrenadores para la obtención de los distintos logros del mapa. Gracias a esta visión anticipada de trasladar las salas de juego a la pantalla de GameBoy se asentaron las bases de un concepto que hasta ese momento era poco conocido en nuestro país: la inclusión de los juegos de azar en dispositivos portátiles pensados para el entretenimiento, y de ahí que el casino movil en España sea a día de hoy una de las opciones más usadas de los jugadores.

Esta idea, unida al avance tecnológico que trajo con posterioridad la creación de aplicaciones móviles, supuso el mejor caldo de cultivo para que las principales compañías de juegos de azar integraran sus casinos en los teléfonos móviles de medio mundo. Sin duda, toda una apuesta por el ocio seguro y la accesibilidad.

El fin de una época

La presencia de estas áreas recreativas en Pokémon se redujo a cero por impositivo legal, cuando en el año 2009 la normativa europea dictaminó que los videojuegos destinados a menores de edad, como es el caso de Pokémon, no podían incluir juegos de azar en su contenido. La UE actuó sin concesiones y la saga tuvo que prescindir de los casinos en sus títulos posteriores.

Ahora bien, la pregunta surge por sí sola: ¿eran vitales los casinos en Pokémon? Aunque el debate está servido, es de justicia rescatar el papel tan destacado que estos ejercieron en las diversas regiones, aportando jugabilidad, entramados, personajes y recompensas verdaderamente seductores.

Por citar sólo algunos ejemplos, en la memoria queda ya el Casino de Ciudad Azulona, pieza determinante en las tiradas de Verde Hoja y Rojo Fuego, en la que el Team Rocket urdía una misteriosa estrategia para conquistar el universo Pokémon. O el Casino de Ciudad Trigal, donde era posible divertirse con el reto que planteaba el Giravoltorb, aquel minijuego de cartas inolvidable. O el Casino de Ciudad Malvalona, donde el jugador podía incluso triplicar sus premios.